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El pintor argentino Diego Linares realiza un acercamiento estético a la negritud con gran maestría técnica y fuerza expresiva. En sus obras, que más bien parecen esculturas pintadas, el artista exalta la belleza de las personas negras.

El pintor argentino Diego Linares realiza un acercamiento estético a la negritud con gran maestría técnica y fuerza expresiva. En sus obras, que más bien parecen esculturas pintadas, el artista exalta la belleza de las personas negras.

Es inevitable sentirse como hipnotizado. No sabemos exactamente cuál es el hechizo, pero suponemos que es la "personalidad" de aquellos rostros la que invita a acercarse ya por deleite estético, ya por curiosidad.

El pintor argentino Diego Linares rinde un homenaje pictórico a la negritud, pues al reconocer su belleza, le devuelve su dignidad arrebatada cientos de veces por siglos de discriminación.

Quince óleos recientes, elaborados en Panamá, se exhiben en la Galería Klaus Steinmetz (San Rafael de Escazú, costado este de Plaza Rolex). Esta es su tercera exposición en Costa Rica y si bien aborda el mismo tema de muestras anteriores, el enfoque es distinto. Aquellos negros y negras simplemente están allí, suspendidos en la nada, pero sus rostros destilan tal encanto que es imposible no acercarse para entender qué quieren decimos: "Es un enunciado unívoco y directo sobre la fuerza expresiva de una raza particular. Un nuevo canon de belleza. No hay intenciones políticas, sólo seducción", manifestó el galerista Klaus Steinmetz.

Hace tres años, Linares exhibió en la Galería Nacional "Las Más Caras".En aquella oportunidad, sus negras eran un poco más herméticas algo inexpresivas, aunque siempre misteriosas. Con una técnica impecable. Linares les dio una estilización e iluminación que acentuaba su magnetismo. "Son rostros que no ven, pero que quisieran ocultar una intensa vida hacia adentro. Una vida que pretende escamoteamos sus adivinables reacciones de gozo ante el placer o el dolor", escribió Guido Sáenz en un texto que apareció en el catálogo de esa muestra.

Expresividad

Según Steinmetz, en la obra actual, en cambio, hay un fuerte giro en dos sentidos: "Hacia el realismo, pues logra que la presencia de la persona retratada sea inequívoca: ya no hay rastros de la máscara. Los ojos abiertos y la expresividad hacen que se complete toda una evolución en su obra: las pinturas reflejan una personalidad, sentimientos y pasiones, algo inédito en su obra anterior".

Quizá otro de los atractivos en los cuadros de este artista es un interesante manejo entre la bidimensionalidad y la tridimensionalidad. "Asemejan escultura cuando uno ve una fotografía, tal vez porque suele preferir la frontalidad, es decir, que recurre poco a la perspectiva. Las obras de antes eran mucho más boceteadas, se sentía la pincelada, lo que hacía que la gente pensara más en máscaras que en retratos.

El artista tenía esa intención. De la máscara a la escultura (entiéndase en la tradición de la escultórica africana) hay un breve trecho. Podría hablarse incluso de esculturas pintadas.

El artista ha pensado en hacerlas en tridimensión, esculturas en bronce, con alguna característica que lo distinga, hay que esperar a que lo haga", manifestó el curador.

La serialized implícita en la obra de este pintor, ha llevado a algunos a señalar cierta influencia de Andy Warhol.

Según Guido Sáenz, Linares "repite sin repetir": "Tres rostros que parecen iguales, en tres telas distintas, son totalmente diferentes. Warhol sí repetía. Sus Marilyns en serie eran como las etiquetas de sus latas de sopa Campbell's. Sabemos que lo hacía deliberadamente con astucia, como pose, crítica y reflejo de nuestra época: la producción en masa y el consumismo".

Steinmetz también identificó este concepto: "Si bien no hay procesos de reproducción automática (serigrafía o litografía) y cada pieza es pintada por el pincel del artista, siendo posible identificar diferencias, también es cierto que se juega con la idea warholiana: Linares hace la misma imagen en diferentes colores, generalmente en series de 3 ó 4. Claro, es solo una alusión irónica, y no la posición retadora del neoyorquino frente al sistema del arte contemporáneo y sus fórmulas de legitimación".

El dominio del pincel en Linares es más que evidente. Sus trazos limpios y concisos descubren a un dibujante por excelencia. Pero además de sus méritos formales, las obras de este artista transmiten la honestidad de una persona que no se traiciona así misma ni siquiera por un imperativo mercado-técnico. Eso no le quita que su obra sea bien cotizada entre los círculos de arte internacional.

El artista

Diego Linares nació en Tucumán, Argentina y entró en contacto con las artes plásticas desde su niñez, pues su padre es el pintor Ezequiel Linares. Estudió pintura en la Escuela de Bellas Artes de Tucumán y en la Academia de San Fernando en Madrid, así como dibujo en el Círculo de Bellas Artes de Madrid y grabado en la Academia Brera de Milán, Italia. Además realizó cursos de diseño gráfico, fotografía y cerámica. Ha expuesto en Argentina España, México, Panamá y Costa Rica. Su primera exposición en nuestro país, "Ménades", fue en 1998 en el entonces Centro Cultural de México

Andrea Solano

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