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Un quijote
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Ménades

Sin rodeos ni hipocresías, el pintor argentino Diego Linares se confiesa un perdedor de su quijotesca lucha contra la superficialidad y un hombre feliz por vivir el arte a su manera, como artesano y con la inocencia que no perdió al ser adulto.

Sin rodeos ni hipocresías, el pintor argentino Diego Linares se confiesa un perdedor de su quijotesca lucha contra la superficialidad y un hombre feliz por vivir el arte a su manera, como artesano y con la inocencia que no perdió al ser adulto.

Este artista de 33 años, quien reside desde hace 12 meses en la finca Jerónima en San Cecilia de San Isidro de Heredia, expone su muestra Ménades, a partir de hoy, a las 7 p. m., en el Centro Cultural de México.

Ménades (sacerdotisas que, según la mitología, adoraban al dios Baco) es una exhibición de 20 obras de gran formato de Linares, en la cual sus diosas gordas, calvas, sensuales y siempre risueñas viven en un territorio natural y lleno de animales, que bien podría ser Costa Rica o Tucumán (Argentina), según detalló Linares.

"En la exposición se representan a las adoradoras de la fertilidad, el amor, la tierra, el erotismo y el sexo -dijo el artista-. Este es mi homenaje para las mujeres, ellas me inspiraron, gracias a las mujeres de mi vida he entablado una relación fuerte con la vida. Siento una gran admiración por ellas".

Sus mujeres rompen los estereotipos actuales de belleza y muestran cuerpos llenos de curvas y voluptuosidades que transpiran gran paz interna, felicidad y erotismo. Su ideal de belleza nació con él pues su padre, quien también es artista, dibujaba cuerpos donde sobresalían las curvas.

La calvicie que brilla en sus cabezas son, también, una herencia de sus progenitores.

En la exposición, se presentan tres pinturas elaboradas con técnicas mixtas y 17 dibujos en papel a plumilla y óleo aguado.

Choques con la academia

Desde niño, las artes plásticas han envuelto su vida y aunque estudió en la Escuela de Artes Plásticas de Tucumán (Argentina), la Academia de San Femando (Madrid), el Círculo de Bellas Artes (Madrid) y la Academia Brera (Milán) nunca se acopló a la enseñanza doctrinaria.

"Siempre he tenido choques tremendos con la academia. Me parecería bárbaro si enseñaran con paciencia y amor, pero la mayoría de los profesores se creen dioses; no puedo concebir una formación artística basada en la imposición y exenta de libertad", comentó Linares.

No obstante, de esas escuelas tomó las bases para un arte que los críticos en Argentina consideran depurado y honesto.

La obra de Linares trata de ser transparente y de que el observador quede prendado de ella sin recurrir a explicaciones ni juicios formales. "A mi me encanta la sinceridad de la gente humilde, que no entienden de academias, ya que ellos ven una obra y dicen me gusta y no me gusta sin rodeos ni perjuicios", aseveró el dibujante y grabador.

Desde que puso un pie en Costa Rica, Linares se sintió realmente como en su casa pues Tucumán (lugar de Argentina donde nació), es un valle, tiene un clima muy parecido a Costa Rica y está lleno de sitios boscosos.

Los escenarios y animales que aparecen en las obras de Linares son de ambos sitios, sin diferencias.

Rebelde amor

Para él, su mejor definición es la que da su esposa: “Sos un artesano oriental perdido en occidente”. Linares extraña el proceso artesanal que antecedía a la obra artística, el dibujar días de días, el poner línea por línea, puntito por puntito.

"El arte es, probablemente, la suma total de mi gran y profundo amor por todas las cosas. Es como estar satisfecho. Mi definición no es un concepto estético, es una forma de vivirlo", aclaró Linares.

Una de sus grandes decepciones es que el artista se convirtiera en empresario, dirigido por las leyes del mercado y que eso provoque la pérdida del valores, de la hechura y de lo artesanal.

"Esta es una época de una cultura light, donde la gente no quiere algo que incomode. Esto nos ha hecho tenerle miedo a reflexionar sobre nosotros mismos -indicó Linares- y la única manera de solucionar problemas es hablar sobre ellos, gritarlos".

Doriam Díaz

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