DiegoLinares

Post
La difícil
lógica
de lo natural

Querido Diego: Todo ha sido difícil para vos, difícil y “natural”, que es lo más difícil. Tu madre pintaba, tu hermano pintaba, tu padre pintaba, los amigos pintaban... Era natural que vos también pintaras. ¿Qué otra cosa podrías hacer?

Querido Diego: Todo ha sido difícil para vos, difícil y “natural”, que es lo más difícil. Tu madre pintaba, tu hermano pintaba, tu padre pintaba, los amigos pintaban... Era natural que vos también pintaras. ¿Qué otra cosa podrías hacer?

¿Guando empezaste a pintar? La verdad es que no lo recuerdo. Era como caminar, hablar, reír.- Todo se fue dando "naturalmente”. Un día me di cuenta de que te encerrabas, que querías tu vida particular, desarrollar esa comunicación lógica en nuestra familia, y empezaron a aparecer dibujos, pinturas, cerámicas inquietantes, todo muy “natural”.

La pintura no se puede contar. Está allí colgada, entra por los ojos, lo único es que la sepan ver. Como decía Van Gohg: ¡que no la miren rápido!

Tus etapas pertenecen a cuatro mundos: primero Tucumán, luego Madrid, después Milán y posteriormente /Buenos Aires. Yo sé que va a ser poco lo mostrado comparado con la caudalosa obra realizada en este período, pero hay que detenerse y apreciar lo que ellas significan, el poder de la fascinación que tienen. Yo lo he experimentado. Espero que ustedes lo sientan también.

Eras muy joven cuando llegamos a Madrid, apenas trece años, a los quince te fuiste a Milán a estudiar grabado, a los diecinueve ya en Buenos Aires realizando una obra original fuera de los cánones de la moda, una pintura madura, recuerdos de ese mundo tropical que pareciera que más que al norte de Buenos Aires estuvieras situado al sur de Bogotá, como me dijera un colombiano hablando de Tucumán.

Ahora Nueva York con sus avenidas arboladas, Yonkers, Greistong a orillas del río Hudson, el trencito hasta la estación Central, a una cuadra de la 5ta. Avenida, todo mezclado y tu firmeza en esa pintura tan original, yo diría tan “natural . Cuatro cuadros grandes de esta última etapa lo confirman, entre tantos que podrás haber seleccionado.

Ciudades y ciudades, y sin embargo siempre el mismo, empecinado en recuperar un paraíso perdido, amado y transformado a la distancia. Después regresaste a Madrid a confirmar lo que habías visto y a ver lo que no quisiste ver, a cerciorarle que lo plasmado en la inocencia de tu adolescencia era verdad, Y aquí están estos trabajos “naturales” de la calle Furnearral, de la Plaza 2 de Mayo, del Rorkola.

Todavía no había estrenado Almodovar y ya tu Kitch madrileño con hallazgos plásticos de primera, de una imaginería que solo da la observación de una realidad sublimada estaba presente en tus pequeñas escenas de un fuerte expresionismo historietil.

El grotesco, el sainete, tan argentinos unidos a esc barroquismo cxistencial del auténtico latinoamericano. Son obras para mirar y admirar minuciosamente, sin desperdicio. En ese eterno vaivén de ciudades y de gente, otra vez Nueva York, Buenos Aires, Tucumán, Buenos Aires. Tu pintura permanece fiel a vos mismo, impermeable a los modismos de la temporada, viendo, recogiendo, seleccionando con pasión, ¡sin anestecia!

Te quiere, tu padre “naturalmente”, sin concesiones.

Ezequiel Lianres.

`