Diego Linares es hijo del gran pintor y dibujante Joaquín Ezequiel Linares y, como aquél, tiene una imaginación frondosa y expresiva, que evoca el espíritu de América. Animales y plantas, mujeres y flores de un paraíso en el que conviven las fieras y los hombres son el resultado de esa elección suya para plasmar lo que pertenece, refleja e identifica al continente. Desde el mundo de la historieta, hasta el mundo fantástico de una realidad mágica, todo incide en su voluntad de reflejar lo propio.

Acaso Linares (26 años) no haya alcanzado todavía la suma de sus potencialidades. Algunas piezas muestran un inteligente absorción de estímulo de Seguí y de su propio padre. Pero no quedan dudas de su empuje, de su vigor imaginativo, de su espíritu sano y original, aun a costa de algún desmaño que sólo tiende a destacar su ímpetu. La muestra que expone en el Museo de Arte Moderno (Corrientes 1530) revela a un pintor tan fantástico y excesivo como talentoso.